La maldición de los faraones. Radón
( Publicado en Revista Creces, Marzo 2000 )

La tradición señala que los faraones castigan a los que profanan sus tumbas, enfermando poco después. Ahora se sabe que algunos antiguos monumentos egipcios contienen un alto nivel del gas radioactivo "radón".

Jaime Bigu de la Laurentia University en Ontario, junto con investigadores de la Atomic Energy Authority del Cairo, examinaron siete antiguos monumentos egipcios, encontrando que tres de ellos tenían niveles peligrosos de radón. Los niveles más altos (5809 becquereles por metro cúbico) los encontraron en la pirámide Sakhm Khat en Sagara, al sur del Cairo. En el túnel de Abbis encontraron 1202 becquereles por metro cúbico y en la tumba de Serapuem encontraron un nivel de 816 becquereles (Journal of Environmental Radioactivity, vol. 47, pág. 245, 1999).

El gas radón se produce en el suelo por decaimiento del uranio. En este caso provienen de las rocas que fueron usadas para construir los monumentos. Los niveles altos de radón aumentan el riesgo de cáncer del pulmón. Las recomendaciones oficiales señalan que cuando en el interior de una casa se detectan más de 200 becquereles por metro cúbico, deben instalarse ventiladores para dispersar el gas.

Sin duda que ello constituye un riesgo para los que cuidan estos sitios y deben permanecer en su interior por muchas horas, pero los visitantes ocasionales no deben tener temor. En todo caso, los altos niveles de radón no parecen ser los culpables de la venganza de Tutankamon.



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